La teoría de la evolución enseña que nuestro ancestro fue un hombre-mono, cosa que sobretodo a nivel genético y del ADN, ya se comprobó como imposible; pero aún así, en revistas científicas, libros de texto, y medios de comunicación masiva, se sigue enseñando esto, desde la escuela primaria hasta los centros de educación superior e investigación.
La realidad es que cada vez que aparece un cráneo que se propone como representativo del supuesto hombre-mono, el análisis de sus características óseas, de su mandíbula y dientes, y sobre todo, de su capacidad craneana y tamaño aproximado de su cerebro, descartan que sea de un hombre-mono, pues o es definitivamente de simio, o de humano.
"Los chimpancés y los gorilas adultos, tienen caras alargadas, arcos superciliares gruesos, poderosas mandíbulas, y contenidos craneanos pequeños; aunque los simios bebés, tengan cara plana, cráneo redondeado, y muchas otras características corporales parecidas a las de los humanos."
R. Milner, Encyclopedia of Evolution (1990), p. 325.