El epigenoma se presenta como la más reciente pesadilla para los evolucionistas —y como el más reciente icono del diseño inteligente.
Ya a comienzos de los 1950s, el genoma codificado en el ADN hubiera podido ser el golpe mortal para la tesis darwinista. Su código digital, fielmente copiado y reproducido por una multitud de máquinas moleculares, no era la clase de sofisticación que esperaba la teoría darwinista, ni que parecía tener la capacidad de explicar.
Sin embargo, con un hábil juego de piernas y una buena cantidad de cortinas de humo retóricas se ha conseguido mantener la teoría a la defensiva frente a las tesis del diseño inteligente durante sesenta años.
Ahora entra en escena el epigenoma, con sus códigos sobre códigos sobre códigos.
Recientemente, el doctor Richard Sternberg, del Instituto Discovery, ha concentrado sus investigaciones en este tema, y, como lo describía Casey Luskin hace pocos días, es también el tema de un nuevo libro basado en la obra de Sternberg, escrito por Tom Woodward y James Gills, The Mysterious Epigenome: What Lies Beyond DNA [El misterioso epigenoma — el panorama más allá del ADN ].